La tragedia ha golpeado al mundo de la música: Rubby Pérez, la emblemática voz del merengue, ha fallecido tras un trágico accidente. El pasado 8 de abril, mientras se entregaba a su público en la discoteca YS de Santo Domingo, el techo del establecimiento se derrumbó, atrapando a la leyenda entre los escombros. A pesar de los esfuerzos por rescatarlo, la esperanza se desvaneció cuando su hija, Sulinka, confirmó lo inevitable: su padre ya no estaba con nosotros.
En un video desgarrador, Sulinka rompió su silencio y compartió detalles íntimos de su relación con el artista. “Mi papá fue un hombre sinónimo de coraje y superación”, dijo entre lágrimas, recordando la pasión con la que se entregaba al escenario. La noticia ha conmocionado a miles, quienes vieron en él no solo un ícono musical, sino un símbolo de lucha y perseverancia.
El accidente dejó un vacío imposible de llenar en la industria del merengue, y la voz de Rubby, que resonó en los corazones de muchos, se ha unido al coro celestial. La despedida fue trágica: mientras el caos reinaba y la incertidumbre se apoderaba de todos, el destino decidió llevarse a uno de los más grandes. La familia, devastada, tuvo que enfrentar el dolor de perder a un padre y un artista cuya vida estuvo llena de sacrificios y promesas incumplidas.
Este suceso no solo marca el fin de una era, sino que también revela la complejidad de la vida de Rubby Pérez, cuya trayectoria estuvo marcada por luchas tanto personales como profesionales. La música que dejó atrás perdurará, pero su ausencia se sentirá profundamente. Desde aquí, enviamos nuestras condolencias a su familia y seguimos honrando su legado, recordando que su voz vivirá por siempre en cada melodía.